YIN Y YANG

El yin y el yang son manifestados continuamente por el movimiento eterno de un universo infinito. El yin representa lo centrifugo, en tanto el yang lo centrípeto y; ambos juntos producen energía y todos los fenómenos.

Yin atrae yang y viceversa, yin repele yang y viceversa.

Yin y yang combinado producen fenómenos diferentes. La atracción y repulsión dentro del fenómeno es proporcional a la diferencia de las fuerza yin y yang. Todos los fenómenos son efímeros, cambiando constantemente de fuerzas yin y yang; yin cambia a yang y yang cambia a yin.

Nada está compuesto únicamente de yin o yang; todo esta constituido por ambas tendencias en variables grados. No hay nada neutro, pues tanto yin o yang están en exceso en cada ocurrencia. El yin extremo produce yang y el yang extremo produce yin. Todas las manifestaciones físicas son yang en el centro y yin en la superficie.

Los doctores Meyer Friedman y Roy Rosenman publicaron sus investigaciones acerca de los patrones de conducta tipo A en el año 1974. Muchas décadas antes de este trabajo, Walter Cannon describió las respuestas de pelea o vuelo, ilustrando el impacto de las emociones en nuestros cuerpos.

En 1920, Wilhelm Raab descubrió los peligros de los niveles elevados de cortisol y adrenalina; es decir las condiciones fría y caliente de nuestro supersistema. En 1956 el Dr. Hans Selye convirtió el termino “stress” en una palabra de uso domestico. El ilustro el efecto el efecto de las catecolaminas u hormonas tipo stress en nuestro cuerpo.

El Dr. Robert Elliot de la universidad de Nebraska recientemente descubrió lo que el bautizó como “el reactor de calor” en una persona, caracterizada por aumentos rápidos y significativos en la presión sanguínea y en otras medidas fisiológicas, cuando eran confrontados con situaciones aparentemente inocuas; como pedírseles que ejecuten rápidos cálculos aritméticos mentales.

Todo este trabajo ha hecho mucho para aclarar el tipo de daño que nos podemos hacer, o hacer a otros, si permitimos que nuestros cuerpos escapen a nuestro control.

Ya sea que consideremos el tipo A de los doctores Friedman y Rosenmen con su apuro, agitación e ira; o al Dr. Elliot con su teoría de reactor caliente y las respuestas físicas identificadas en su investigación; o el trabajo de los doctores Cannon y Selye sobre las hormonas del stress; o al Dr. Mc Clellan y su “gente de poder” con sus necesidades  frustradas de control y alineación de otros.

Lo realmente importante es si estamos en condiciones de trascender la filosofía egocéntrica subyacente en todos los hallazgos previos. La respuesta para los cambios significativos descansa con el entendimiento de cómo tomamos el control de nuestros cerebros y supersistemas.

Los corredores o joggers todavía mueren de ataques al corazón, algunos de los más conocidos practicantes de meditación no están bien físicamente, y muchos fumadores empedernidos, nunca adquieren cáncer pulmonar. Más allá de la genética, la cual todavía no podemos cambiar, están nuestros pensamientos, nuestra orientación hacia la vida.

Ellos están bajo nuestro control.

Cuando nos “calentamos”, somos egoístas, experimentamos altos niveles de tensión, nos sentimos “cargados “, defensivos, hipermovilizados y listos para actuar.

Nuestros cuerpos y sistemas funcionan de la misma manera. Las personas calientes sienten que algo debe hacerse, cuando algunas veces la respuesta puede ser que nada debe hacerse; que el tiempo debe ser tomado para encontrar no sólo el SER, sino la relación entre el SER y el mundo en que se vive.

Cuando estamos sólo autoinvolucrados y autodefensivos, el escenario es estructurado para una reacción fatal. Las personas calientes son capturadas por pensamientos erróneos, edificados por sistemas de defensa inmaduros e inválidos, y ellos se convierten en víctimas en lugar de los maestros de sus supersistemas.

Pero para entender el significado de estas variables o diferencias entre personas “frías” y “calientes”, vamos a explicar los ciclos fríos y calientes que son los condicionantes.

Por ejemplo; en el ciclo frió que es una tendencia no una personalidad, el patrón esta caracterizado por una orientación hacia el hemisferio derecho en coordinación con el hipocampo y esta relacionado con la estimulación del hipotálamo y la pituitaria, que dirige al cortex de las glándulas adrenales a producir un incremento en cortisol y a deprimir los niveles de hormonas sexuales desenergetizando el cuerpo y el sistema defensivo.

El ciclo de respuesta caliente es esencialmente un modelo de dominio del hemisferio izquierdo, resultado en un estado de alarma, a través de la amígdala e hipotálamo, que a su ves causan que la glándula pituitaria (maestra) segregue un exceso de estimulación a la medula de las glándulas adrenales. Esto resulta en hormonas que aumentan la presión sanguínea, y generalmente preparan y hasta sobrepreparan al cuerpo para la defensa.

Los que son dominados por reactores calientes se “derriten”, en tanto que los controlados por reactores fríos se “congelan”. Los primeros se caracterizan por 6tener el síndrome del poder inhibido, o por ser gente de poder; los segundos son gente sin poder y que experimentan aislamiento emocional, y están muy conscientes  intentando hacer todo correctamente, sin entender completamente que esta estrategia esta condenada al fracaso.

Cuando nos calentamos y percibimos una amenaza a nuestro ser, una reacción de alarma se inicia y las personas calientes caen víctimas de la enfermedad del tiempo.

Sienten que no hay tiempo suficiente para enfrentarse con todos los eventos de sus vidas y se alarman, sintiendo que deben hacer algo rápido. Por muchos años esto se ha conocido como la respuesta de pelea o vuelo.

La estimulación va hacia el hipotálamo y a las partes inferiores del cerebro, causando que químicos sean segregados en la medula espinal. Esta es una activación del sistema SAM: Simpático-adrenomedular. Esto produce un incremento en adrenalina y hormonas sexuales.

Las arterias se constriñen, se eleva la presión sanguínea y los ácidos grasos libres aumentan en la sangre. El cerebro queda totalmente controlado por la parte mas nueva; es decir, el cortex o cerebro neomamalio. El hemisferio izquierdo en sus dimensiones racionales e intelectuales es totalmente influyente.

Spiegel y Spiegel de la universidad de Nueva York han identificado este pensamiento como el estilo Apolonio, en honor al dios Apolo, con sus implicaciones de orden, estructura y control.

Calentarse, significa defender inmaduramente el ser frustrado por la necesidad de poder, sentirse alienado de otros, vivir en estado de alarma, ser manipulado por el tiempo y algunas veces intentar frenéticamente proteger una visión angosta, pero precisa del Yo.

Cuando se ven amenazados los mamíferos se tornan agresivos, agitados y territoriales. El pensamiento ha causado un reflejo, que a su vez causa más pensamientos y resulta en una espiral siempre calentando.

En los antiguos escritos orientales el término yang implicaba una orientación agresiva y demandante hacia la vida, concentrándose en el progreso, lo inmediato la conciencia, el ahora a todo costo –una forma de egocentrismo a costa del ecocentrismo.

Los cardiólogos Friedman y Rosenman sugieren que las personas del tipo A son agresivas e intentan hacer más y más en menos tiempo. Esto en oposición con la orientación del tipo B que es más relajado, con estilo de vida menos controlado por el tiempo.

Las personas frías, en cambio, experimentan una gran ambivalencia hacia ellas mismas y otros, deseando cercanía y temiéndola simultáneamente, deseando ser amados y considerándose no valiosos, los del reactor frió están distanciados de su dolor interno, por su pensamiento frió, impenetrable, por su sistema de defensa intelectual.

Este síndrome de emoción inhibida resulta en lo que podría ser llamándola conducta tipo C. Ni agitado ni relajado, ni tipo A ni tipo B.

El patrón tipo C es de estoicicismo, aparentemente contemplativo. Ellos perciben una pérdida de control, menos amenazados que derrotados, están en un estado de vigilancia.

  Tal como los espectadores impotentes que observan sus casas ser consumidas por el fuego, las paredes se desploman unas tras otras, para los reactores fríos, y ellos están vigilantes sólo por mas destrucción; en lugar que en el estado de alarma de los reactores calientes.